CULO BLANDO texto de humor
CULO BLANDO texto de humor
Liliana se despertó a las seis, preparó a los chicos, llevó a la escuela y volvió a casa con tiempo para darle un beso burocrático a Arturo, su marido, y de cambiar cheques, cosas habituales y reclamos.
Hizo una rápida compra en el supermercado, peleó con la mucama que le habÃa manchado el vestido de seda, salió apurada, como siempre; le pusieron una multa por estar conduciendo con el celular en la oreja y una advertencia por estacionar en lugar prohibido, mientras iba, un minuto a sacar dinero del cajero automático.
En el camino al trabajo, golpeaba ansiosamente el volante, en un congestionamiento monstruo, y pensaba cuándo podrÃa pintarse la uñas hacerse la tintura en el pelo antes de transformarse en una mujer canosa.
Llegando a su escritorio, casi fue atropellada por una chica escultural que, era la nueva contratada por la empresa para el cargo que ella, Liliana, hizo de todo para conseguir, pero que, a pesar del currÃculum excelente y a sus años de experiencia y dedicación, no pudo lograr.
Pensó si un buen lomo daba puntos, pero al rato se olvidó de la chica porque en medio de una reunión llamaron del colegio de Clarita, su hija menor, diciendo que ella estaba con dolor de oÃdo y fiebre.
Intentó, en vano, encontrar a su marido y, como no pudo, resolvió ir ella misma al colegio, después de encontrase con un nuevo cliente, que mostró ser un neurótico, aburrido, desconfiado con quien tendrÃa que
lidiar los próximos meses.
Salió ansiosa y encontró su auto con una goma pinchada.
Pensó en todo lo que todavÃa tenÃa por hacer antes de cerrar los ojos y soñar como un mundo mejor.
Dejó el auto, tomó un taxi y fue por las criaturas.
Cuando llegó a casa, descubrió que se habÃa dejado el maldito portafolio con todo lo que necesitaba leer para el dÃa siguiente.
Llamó al celular de su marido con la esperanza de que él pudiese ir a buscar los papeles a la empresa, pero la mierda seguÃa fuera del área.
Consiguió, después de varias llamadas, que un motoquero le trajese los malditos documentos.
Tomó un baño de mierda, le dio de comer a los chicos, hizo los deberes de porquerÃa con los dispersos, y acostó a los monstruos.
Arturo llegó cruzadÃsimo de una reunión, reclamando de todo.
Comieron en silencio. En la cama ella leyó la mitad de los documentos y comenzó a cabecear de sueño. Arturo se despertó con una erección y queriendo juguetear.
Como esos momentos eran cada vez más escasos en su matrimonio, ella decidió hacer un último esfuerzo y transar.
Hicieron algo medio rápido, medio más o menos, y, cuando estaba casi durmiéndose de nuevo, sintió una palmadita en su traste y el siguiente comentario:
- Estás teniendo un culito blando, Lili...deja la haraganerÃa y empezá a cuidarte...
Liliana miró una pantalla de metal y se imaginó golpeando la cabeza de Arturo hasta ver sus sesos desparramados por la almohada!
Después se vió saltando sobre el tórax de él hasta fracturar todas sus costillas! Con un alicate de uñas arrancandole uno a uno todos sus dientes y después dándole una patada brutal en las bolas, que hacÃa volar espermatozoides para todos lados!
En seguida usó la técnica que aprendió en un libro de autoayuda: cómo controlar las emociones negativas.
Respiró tres veces profundamente, mentalizando el color azul, y reflexionó.
No iba a valer la pena, no estábamos en EEUU, no conseguirÃa un abogada feminista carÃsima que hiciese su defensa alegando que asesinó a su marido ciega de tensión premenstrual...
Resolvió actuar con sabidurÃa. Al dÃa siguiente, no llevó a los chicos al colegio, no hizo la compra rápida del super, ni peleó con la mucama.
Fue a un gimnasio y se mató dos horas
De allà fue a la peluquerÃa para teñirse de pelirroja y se pintó las uñas de colorado.
Llamó al insoportable nuevo cliente y le dijo todo lo que pensaba de él, de su mujer y de su proyecto.
Y esperó los resultados de su pésima conducta, haciéndose un masaje estético que jura eliminar, en diez sesiones, la grasa localizada.
Mientras se hospedaba en un spa, oyó al marido desesperado tratando de localizarla por el celular y descubrir por qué ella habÃa desaparecido.
Pacientemente no atendió.
Y, como la venganza es un plato que se come frÃo, le dejó un mensaje lacónico en la casilla de mensajes.
-El culo todavÃa está blando. Volveré cuando se haya endurecido.
Un beso de la haragana...
(Sacado del libro:Este sexo el femenino /PatrÃcia Travassos).