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hay días que no conviene salir de la cama

Un mal día aún puede convertirse en un día peor

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Hay días en que deberíamos quedarnos en la cama, tal como le hubiese convenido al hombre de esta historia ocurrida en Florida.
Un hombre estaba trabajando en su motocicleta en el patio de su casa mientras su esposa estaba en la cocina. El hombre tenía el motor de la motocicleta funcionando en neutro, cuando, accidentalmente, puso una de las marchas.
Todavía sujeto al manubrio, el hombre fue arrastrado a través de la puerta de vidrio del patio y, junto con el vehículo, quedó tirado en el piso dentro de la casa.
La esposa, al oír el estrépito, entró corriendo a la sala y encontró a su marido caído en el suelo, cortado y sangrando y a su lado la motocicleta y la puerta destrozada, corrió al teléfono y llamó a una ambulancia.
Como la casa estaba sobre una colina bastante grande, ella tuvo que bajar varios niveles por las escaleras para guiar a los paramédicos hasta donde estaba su esposo. Después de que la ambulancia trasladó al herido al hospital, la esposa levantó la motocicleta y la llevó fuera de la casa. Como la gasolina se había derramado en el piso, trajo varias toallas de papel, secó la gasolina y tiró las toallas en el inodoro.
El hombre recibió el tratamiento necesario para sus magulladuras - afortunadamente no tan graves - y regresó a su casa. Al llegar y luego de ver la puerta del patio destrozada y los daños sufridos por su motocicleta, se sintió muy desalentado, entró al baño, se sentó en el inodoro y encendió un cigarrillo.
Cuando terminó de fumar, aún sin levantarse, lo dejó caer en el inodoro. La esposa, quien se encontraba en la cocina, oyó una fuerte explosión y los gritos de su marido.
Ella entró corriendo al baño y halló a su esposo tirado en el suelo. Estaba sin pantalones y mostraba quemaduras en las nalgas, en la parte de atrás de sus piernas, y en la ingle.
Nuevamente fue corriendo a llamar a la ambulancia. Enviaron al mismo grupo de paramédicos que había venido anteriormente y ella los recibió fuera de la casa. Los paramédicos colocaron al hombre en la camilla y empezaron a llevarlo hacia fuera.
Mientras bajaban las escaleras junto con la esposa, uno de ellos le preguntó cómo se había producido las quemaduras... Ella les contó y los hombres empezaron a reírse tan fuerte que uno de ellos se resbaló y golpeó la camilla, haciendo caer al paciente, éste rodó por los escalones que faltaban para llegar a la calle y se fracturó el brazo.

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